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San Cristóbal de las Casas, México. Alrededor de 7,000 indígenas se unieron a una manifestación este sábado para exigir justicia y denunciar la creciente inseguridad y violencia que afecta al estado de Chiapas y a México en general.
Exigencias de justicia y derechos humanos
Organizada por la asociación católica Pueblo Creyente y la Diócesis de San Cristóbal, junto con grupos defensores de derechos indígenas y ambientalistas, la marcha partió desde varios puntos de la ciudad y culminó en la catedral con una jornada de oración.
Petra López, vocera de Pueblo Creyente, señaló:
“Que el derecho a una vida digna se cumpla con justicia y libertad. Basta de marginación, injusticia e impunidad.”
Los participantes, provenientes de las etnias tojolabal, tzotzil, tzeltal, zoque, mam, chuc, chol y cachique, marcharon al ritmo de tambores y caracoles, portando banderines y pancartas que clamaban por paz, justicia y desarme del crimen organizado.
Contexto de violencia y desplazamiento
La marcha ocurre en un panorama de creciente violencia en Chiapas, donde los enfrentamientos entre grupos criminales han provocado la muerte de civiles, desapariciones y el desplazamiento forzado de cerca de 20,000 personas en al menos 30 municipios.
Los manifestantes también exigieron justicia por el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez, ocurrido el pasado 20 de octubre de 2024, pidiendo que este crimen no quede impune.
Mensajes de líderes religiosos
El Nuncio Apostólico en México, Monseñor Joseph Spiteri, instó a todas las partes a contribuir a la reconstrucción de la paz, afirmando:
«Cada uno debe poner su grano de arena, desde su realidad, para erradicar la violencia.»
Por su parte, el obispo auxiliar Luis Manuel López Alfaro reconoció los esfuerzos del gobierno estatal, pero subrayó la necesidad de atacar las raíces del problema.
Un llamado al gobierno
En el comunicado final, los manifestantes lanzaron una pregunta al gobierno encabezado por Claudia Sheinbaum:
“¿Estás con el pueblo o estás con el crimen?”
Además, pidieron el desarme y desarticulación de grupos armados, el reconocimiento de las víctimas de desplazamiento forzado y una postura clara del Estado ante la violencia que azota a Chiapas.
Un clamor por la paz
El evento resaltó la urgencia de actuar frente a lo que activistas describen como un clima de «guerra civil», en el que las comunidades indígenas son las principales víctimas de la expansión de los cárteles y grupos armados.
Con banderas blancas, moradas y rojas, y una profunda fe en sus corazones, los indígenas y organizaciones presentes dejaron claro que no descansarán hasta que la paz y la justicia sean una realidad tangible en Chiapas.