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Estuve leyendo y repasando el artículo del Dr. Valentín Medrano Peña titulado “Presidente Abinader: ¿‘Todo por la patria’?” publicado en el diario Ciudad Oriental y, francamente, ha encendido las llamas de la indignación en mi. Al leer cada párrafo, sentí cómo se iba revelando una verdad que muchos prefieren ignorar o no mencionar: la preocupante subordinación de nuestro Estado ante los intereses empresariales.
Este artículo me ha motivado a escribir estas líneas y compartir lo que considero son puntos cruciales que todos debemos tener en cuenta. Medrano denuncia de manera contundente cómo la denominada «sociedad civil», lejos de ser un bastión de moralidad y equidad, ha deteriorado la imagen de la clase política con un solo fin: despojarla de su influencia para poner en su lugar a personas que responden a los intereses de las élites empresariales, nacionales y extranjeras.
En sus propias palabras, Medrano afirma:
“La toma de decisiones en nuestros países recae sobre los CONSEJOS DE ADMINISTRACIONES y/o mesas de decisiones, donde confluyen por un lado el interés del Estado, llamado a estar a favor de la población general, y por el otro, la representación del sector empresarial interesado en algún sector de la producción nacional que reviste beneficios pecuniarios”.
Valentin Medrano Peña
Esto destaca la crítica al desequilibrio que ha surgido bajo la administración actual.
Medrano señala también que, “Abinader devino en el político atípico, uno que cedía más y más a favor de la sociedad civil y que la emprendía en contra de los políticos, sean estos sus compañeros de partido o de la oposición”. Este punto es crucial porque subraya cómo la imagen de la clase política ha sido socavada para facilitar la entrada de intereses privados en espacios de poder.
El autor no se detiene ahí; expone que
“en los consejos de administraciones estatales, donde el Estado, políticos mal vistos excluidos, pasó, de tener una representación mayoritaria a tener un solo miembro de nueve en algunos lamentables casos”.
Valentin Medrano Peña
Esta es una evidencia clara del cambio en el equilibrio de poder y la creciente influencia de intereses empresariales en detrimento del bienestar del pueblo.
¿Cómo es posible que se haya entregado el control de las decisiones más importantes del país a representantes de intereses privados? ¿Cómo no nos hemos dado cuenta antes de esta estrategia, sutil pero implacable, que ha logrado despojar a la política de su rol soberano? Como ciudadanos, debemos estar atentos.
Y el punto que más me dejó reflexionando es la dualidad del presidente Abinader. Valentín lo describe no solo como político, sino también como empresario, una faceta que pone en duda su verdadera lealtad. Mientras ataca y margina a los políticos, los intereses empresariales florecen bajo su mandato. Aquí, me uno a la pregunta que lanza el autor: ¿Puede un presidente ser imparcial cuando su otra mitad empresarial también está en juego?
La cuestión de la privatización que se avecina es otro de los grandes focos de preocupación. Ya hemos visto cómo en el pasado reciente esto ha llevado a despojar al pueblo de sus propios recursos. ¿Será ese el destino de nuestra nación?
Finalmente, lo más preocupante es que mientras nos distraen con debates sobre la reelección o todo tipo de reformas, lo que realmente está en juego es algo mucho más profundo: la esencia misma de nuestra soberanía.
Es imperativo que leamos y analicemos este artículo con detenimiento, ya que Medrano Peña, no solo ilumina, sino que debería ser un llamado urgente a la reflexión y a la acción.