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UN ASTERISCO DE ESPERANZA. En el beisbol existen asteriscos de condenas para actuaciones dudosas o negativas, logros amañados y repulsivos. No hay en el deporte rey americano asteriscos positivos pues las estadísticas son frías y representan métricas exactas. Empero la suspensión del último juego del equipo de Cleveland en la temporada 2024 contra el combinado de Houston, teniendo a José Ramírez encendido, basteando 500 en esa última semana con dos jonrones, amerita que se le ponga un asterisco de esperanza, de lo que pudo ser, de lo que proyectaba hacer y se esperaba hiciera.
José Ramírez se quedó a un cuadrangular y un doble, cosa que bateó en sus últimos turnos, de ser el séptimo 40-40 (40 jonrones y 40 bases robadas) y el segundo 40-40-40 (40 jonrones, 40 bases robadas y 40 dobles), y como iba su desempeño, entrega y concentración las posibilidades del tercera base de los Guardianes de Cleveland se veían claras.
Ramírez pudo haberlo logrado en el último juego de la temporada y su hazaña sería memorable amén de dramática y épica, pero también pudo haber fallado en lograrlo y despejaría las dudas que obligan hoy a un asterisco de esperanza.
José Ramírez, el caballete como le apodan en la transmisión de radio de los juegos de su equipo en español, puso unos números que solo pueden ser solapados por la gigantesca temporada de los los monstruos Aaron Judge y Shoei Othani que no parecen tener los límites humanos al momento de batear.
La temporada de Ramírez culminó con este en la posición 27 de bateo de todo el béisbol (279) y la 14 de la liga americana, quinto en jonrones (39) de todo el béisbol, tercero de todo el béisbol en carreras impulsadas (118), quinto en bases robadas de entre todos los jugadores de ambas ligas (41), séptimo en carreras anotadas de todo el béisbol (114), con 335 de OBP, décimo en slugging con 537 del universo de jugadores, con 872 de OPS, con 173 hits, 54 bases por bolas recibidas, en 620 turnos en los que se ponchó la casi microscópica suma de 82 veces, es decir menos de la mitad de los hits que conectó. Una temporada de ensueño.
José Ramírez es un pelotero consistente, del que hay que esperar que siempre ponga números decentes en cada temporada y que dé el máximo en el terreno de juego y es un pelotero consagrado en cada actuación de su vida dentro y fuera del terreno, pues sus números o estadísticas magníficas en el deporte que ama quedan rezagadas con los que pone en su interrelación con su comunidad y su trato afable, cariñoso y humano. Sus números como ciudadanos son verdaderamente envidiables.