Un robot ruso llamado Green baila frente a Putin tras la caída pública de AIDOL

Tras el tropiezo del robot AIDOL, Rusia presenta a Green, humanoide con IA que baila frente a Putin en exhibición tecnológica, como símbolo de recuperación robótica.

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Tras el tropiezo del robot AIDOL, Rusia presenta a Green, humanoide con IA que baila frente a Putin en exhibición tecnológica, como símbolo de recuperación robótica.
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En un giro inesperado en el mundo de la robótica rusa, un robot humanoide con inteligencia artificial llamado Green fue presentado en una exhibición tecnológica frente al presidente Vladimir Putin. El momento cobró especial relevancia debido a su predecesor, AIDOL , que había protagonizado un incidente embarazoso días antes: durante su presentación, perdió el equilibrio y cayó frente a las cámaras.

La primera impresión de AIDOL fue todo un revés para los desarrolladores: apenas inició su debut en un escenario público, comenzó a tambalearse hasta acabar de bruces en el suelo. Este episodio se viralizó, generando burlas y cuestionamientos sobre la madurez tecnológica del proyecto robótico ruso. Muchos esperaban una reacción por parte de las autoridades tecnológicas del país, para demostrar que estaban realmente avanzando y no solo haciendo demostraciones planeadas con riesgo de fallar.

Esa reacción ha llegado con Green, el nuevo modelo diseñado por Sber, el banco más grande de Rusia, que ha definido este robot como una “encarnación física de la inteligencia artificial”. A diferencia de AIDOL, Green estaba equipado con más de cien motores y un conjunto amplio de sensores para garantizar equilibrio, fluidez y una interacción segura con el entorno real. Durante su aparición, el robot se presentó con voz articulada ante Putin, diciendo: «Mi nombre es Green. Soy el primer robot humanoide ruso con inteligencia artificial encarnada… no soy solo un programa en una pantalla, sino una forma física de la tecnología».

Tras presentarse, Green ejecutó una coreografía frente al mandatario, bailando al ritmo de una melodía con energía. Su desempeño se demostró por su estabilidad y coordinación, en clara alusión a mostrar que Rusia ha superado el traspié técnico anterior. El baile no fue simplemente un truco: es parte de una demostración simbólica y estratégica para reforzar la imagen de una robótica más madura, confiable y técnicamente avanzada.

La exhibición tuvo lugar en un evento que reunió a expertos en IA, tecnología y empresas innovadoras, con el objetivo de mostrar los progresos rusos en inteligencia artificial física. El CTO de Sber, responsable del desarrollo de Green, explicó que la meta no es solo crear máquinas llamativas, sino robots que puedan realizar tareas físicas reales, colaborar con humanos y representar un salto significativo desde los modelos solo digitales.

Además, el robot será parte de un programa piloto en el que podría integrarse con algunas operaciones del banco, como asistencia física o tareas logísticas. Sus desarrolladores aseguran que el software se actualizará constantemente, lo cual permitirá mejorar su capacidad de aprendizaje, la precisión de sus movimientos y la seguridad de sus interacciones.

El contraste entre AIDOL y Green es marcadamente simbólico. Mientras AIDOL terminó en el escenario con una caída que fue ampliamente divulgada, Green se exhibe como la “versión pulida”, capaz de mantener el equilibrio incluso durante movimientos rápidos. Este contraste no solo representa una venganza tecnológica, sino un paso de liderazgo en la apuesta rusa por la IA encarnada. El mensaje es claro: el país no solo puede diseñar robots inteligentes, sino también funcionales.

Expertos en robótica han señalado que este tipo de robots con IA encarnada plantean un nuevo paradigma: no son meras demostraciones, sino prototipos que pueden realizar acciones físicas útiles en entornos reales. La combinación de sensores, motores y un cerebro artificial les permite percibir el entorno, analizarlo en tiempo real y responder con movimientos coherentes, lo que abre la puerta a aplicaciones en Múltiples sectores.

A su vez, el desarrollo de Green podría influir en la competencia global de robots humanoides. Si Rusia logra consolidar este tipo de tecnología, podría posicionarse como un actor más sólido en el mercado de IA robótica, afectando tanto la percepción internacional como sus capacidades internas de innovación tecnológica.

Sin embargo, no todo es celebración. Algunos analistas advierten que aún falta demostrar que Green puede trabajar de forma autónoma, realizar tareas más complejas o mantenerse operando por largos períodos sin errores. Además, el costo de producción y mantenimiento de un robot con tantos motores y sensores es elevado, lo que podría limitar su uso comercial inicial.

En definitiva, Green simboliza una respuesta poderosa al fracaso público de AIDOL: es la cara de una nueva etapa robótica, una apuesta por la estabilidad, la capacidad física y la inteligencia avanzada. Si este robot cumple con lo prometido, podría marcar el inicio de una fase más madura en la robótica rusa, con un impacto tanto tecnológico como simbólico.


Dato final

El robot Green incorpora más de cien motores y numerosos sensores, lo que le permite mantener el equilibrio y realizar movimientos coordinados incluso durante una demostración de baile frente a Putin.