Un exrepresentante diplomático de EE.UU. Recibió una condena de 15 años por espiar para Cuba

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Rocha, de 73 años, compareció por la tarde ante la jueza Beth Bloom en una audiencia que duró tres horas y media.

El exdiplomático, que alcanzó un acuerdo de colaboración con la Fiscalía, se declaró primero culpable de haber recopilado información de inteligencia estadounidense para el gobierno comunista de Cuba desde alrededor de 1981. Después de que reconociera esos hechos, la jueza Bloom lo condenó.

La policía estadounidense detuvo a Rocha en Miami en diciembre y lo acusó de actuar como agente de un gobierno extranjero sin el consentimiento previo de su administración.

En sus años como topo, ocupó cargos importantes en el Departamento de Estado, desde donde pudo acceder a información confidencial de alto nivel e influir en la política exterior estadounidense.

Nacido en Colombia y nacionalizado estadounidense, Rocha llevó a cabo “una de las infiltraciones de mayor alcance y duración en el gobierno de Estados Unidos por parte de un agente extranjero”, dijo en diciembre el fiscal general Merrick B. Garland.

Embajador interino en Buenos Aires

Entre julio de 1997 y noviembre de 1999, Rocha se desempeñó en Buenos Aires como la máxima autoridad diplomática estadounidense, mientras no se designaba embajador, como Jefe Adjunto de la Embajada de Estados Unidos.

En marzo de 1998 se pronunció en Buenos Aires sobre uno de los temas políticos más candentes de ese momento: la posibilidad de que el presidente, Carlos Menem, se lanzara en busca de un tercer mandato, en contra de lo establecido por la Constitución Nacional. Atento a la sensibilidad política del asunto, el diplomático cuidó sus palabras al marcar la postura oficial: “Es una cuestión interna de la Argentina. Lo único que en estos momentos nosotros podríamos comentar es que existe una Constitución y existe un compromiso del presidente de ser fiel a esa Constitución”, afirmó.

Entre 1999 y mediados de 2002, fue embajador en Bolivia, donde causó una gran polémica al amenazar con retirar la ayuda estadounidense a la guerra boliviana contra las drogas, si el izquierdista y exsindicalista cocalero Evo Morales ganaba las elecciones.

Según la Fiscalía, Rocha siguió espiando para La Habana tras abandonar el Departamento de Estado en 2002, cuando se convirtió en asesor del Comando Sur de Estados Unidos, el órgano que coordina las fuerzas armadas del país norteamericano en América Latina, incluida Cuba.

El exdiplomático admitió haber trabajado para Cuba durante “40 años” en reuniones mantenidas en 2022 y 2023 con un agente encubierto del FBI, que se hacía pasar por un representante de la Dirección General de Inteligencia de la isla.

Durante esos encuentros Rocha se enorgulleció de su actividad como agente de la inteligencia cubana, que calificó de “meticulosa” y “muy disciplinada”, y se refirió una y otra vez a Estados Unidos como “el enemigo” y a sus contactos cubanos como “compañeros”.

Numerosos casos de espionaje han empañado las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, enemigos desde la revolución comunista de la isla en 1959, en plena Guerra Fría.

En 2001, Ana Belén Montes, analista de inteligencia militar, fue detenida por espionaje tras admitir que llevaba casi una década recopilando información para Cuba.

La CIA, el servicio secreto estadounidense, realizó numerosos intentos de asesinar a dirigentes cubanos tras el fallido desembarco en bahía de Cochinos en 1961. Las relaciones entre Washington y la isla comunista, sometida a un embargo estadounidense desde 1962, siguen siendo tensas.

Agencia AFP

LA NACION

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